En invierno, cuando los días se hacen más cortos y el frío se instala, Zamora ofrece algo especial: el calor humano de su gente y tradiciones que abrigan el corazón.
Las escapadas de invierno en la Ruta del Vino de Zamora son perfectas para familias portuguesas que buscan proximidad y autenticidad. Pasear por calles de piedra de pueblos históricos, entrar en una bodega templada por barricas centenarias o probar un vino tinto robusto junto a la chimenea son experiencias que definen la estación.
Además del vino, el invierno en Zamora muestra fiestas populares, mercados tradicionales y una gastronomía rica en platos de caza, legumbres y embutidos. Todo ello acompañado de un ambiente acogedor, donde la hospitalidad castellana hace sentir a cada visitante como en casa.
Este invierno, déjate envolver por el calor humano de Zamora, a escasos kilómetros de tu casa.